sábado, 11 de febrero de 2012

FRENTE A LA PUERTA



Sole paró el coche frente al portal de Raúl. Eran más de las diez de la noche y en las calles de la urbanización ya no quedaba nadie. Respiró hondo y miró la casa unifamiliar donde vivía su compañero. La luz estaba encendida en la planta baja. Sole apoyó su frente en el volante y soltó un sonoro suspiro para descargar los nervios. Se miró en el espejo retrovisor y con firmeza dijo: Lo voy a hacer.
 Bajó del coche y caminó hasta detenerse frente a la puerta de la pequeña parcela. Sabía que si pulsaba el timbre ya no habría vuelta atrás. Paralizada delante de la puerta, Sole repasaba mentalmente todas y cada una de las insistentes insinuaciones de Raúl en la oficina como un último intento de justificar su inminente y alocada acción. Recordó también cómo sus propias compañeras , entre cafés y cigarrillos al aire libre, habían fomentado lo que en el trabajo era un secreto a voces: Raúl estaba muy interesado en Sole.
 De este modo, el compañero había monopolizado sus pensamientos en las últimas semanas, al mismo tiempo que su matrimonio había entrado en un estado vegetativo cuya única respiración asistida era la de un hijo en común.

* * * * * * *

Su coartada de cara a su marido no era un ejemplo de solidez, pero Sole no temía ser descubierta. Una ficticia llamada de una deprimida compañera de trabajo la había sacado de casa en mitad de la cena. Su marido no tenía ningún contacto con los compañeros de Sole. Llevaba años sin acudir a las cenas y reuniones con los del despacho de su mujer porque le aburrían las veladas en las que sólo se hablaba de chismorreos que le resultaban ajenos. 
Así que ahí estaba Sole, frente al portal que la separaba del que probablemente sería el acto más atrevido de su vida. Consciente de que nada sería igual si franqueaba esa puerta, a Sole no le preocupaba lo que pudiera decir la gente. Sólo ella sabía el lamentable estado de su matrimonio y lo anteponía a cualquier código moral establecido. Sole necesitaba dar ese paso previo para comprobar si el fin de su matrimonio, sería el comienzo de una nueva vida. Raúl podía ser el puente que la salvaría de su mayor temor: sentirse sola.
 Miró el reloj y se dio cuenta que llevaba un cuarto de hora frente a la puerta. Empezaba a tener frío.
Sole llamó al timbre.

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Ninguna voz desde el interfono preguntó quién llamaba a esas horas. Con estridente sonido metálico, la puerta se abrió automáticamente. Empujó la puerta y vio ante ella un minúsculo jardín bien cuidado y un sendero empedrado que la llevaba a una nueva puerta. Sole se vio una vez más frente a un segundo obstáculo antes de su particular salto al vacío. Raúl abrió la puerta y en milésimas de segundo su tímida sonrisa se convirtió en una petrificada cara de sorpresa.
-Sole... ¿Qué haces aquí?. Balbuceó Raúl.
-Hola. Respondió Sole acongojada.
-Esto no... No lo esperaba.
-¿Puedo pasar? Hace frío.
-Sí, sí, claro. Perdona.
Sole entró en la casa con decisión y observó a Raúl nervioso, mirando de un lado a otro y rascándose insistentemente la cabeza. Sole se preguntaba qué había sido del descarado y zalamero compañero que la sonrojaba a diario. El salón estaba perfectamente ordenado, iluminado por una luz tenue y ambientado por una tranquila música que hacía bien poco por calmar la situación.
-Supongo que imaginarás por qué he venido. No tienes idea lo que me ha costado decidirme.
-Verás... Dijo Raúl. Me pillas en un momento complicado, así sin avisar.
-¡Ay Dios! ¿Hay alguien más aquí? Debería haberte llamado. ¡Qué vergüenza!
-No, no... Estoy solo, pero...
En ese momento se oyó el timbre y Raúl frunció el ceño como si le hubiera dado un doloroso retortijón.
-Vale. Esperabas a alguien. No te preocupes, me voy pitando.
Sole salió disparada hacia la puerta y mientras atravesaba de nuevo el jardín oyó que Raúl la llamaba desde el recibidor. 
-¿Qué quieres? Respondió Sole sofocada.
-Nada. Sólo quería que supieras que sé por qué has venido aquí y me parece bien.
Sole no supo qué responder y volvió a girarse para abrir la puerta de la calle. Lo que vio no era precisamente la esperada visita de una amigo o familiar. Al otro lado de la puerta, apareció una chica joven con un ceñido vestido corto, desbordante pecho y excesivo maquillaje. Sole se dio la vuelta por última vez para ver a Raúl cabizbajo en el recibidor. La joven, al presenciar la situación, apoyó un brazo en el marco de la puerta y puso el otro en su cadera en una forzada postura. Con cierta sorna comentó:
-No me habías comentado nada de un trío...
Desde luego esa no era la discreción que había solicitado Raúl por teléfono.

* * * * * * *

Sole se metió en su coche dando un portazo. Sentía una mezcla de cabreo, vergüenza y humillación. Impactada por el momento insólito que había vivido, Sole soltó una risa nerviosa que le sirvió para compadecerse de sí misma. Arrancó el coche y pensó que como adúltera era un fracaso patético y absoluto. Se dirigió a casa  deseando que su marido ya se hubiera acostado para no tener que dar ningún tipo de explicación... Por lo menos hasta el día siguiente.

domingo, 5 de febrero de 2012

"UN FAVOR" Un cortometraje de JAVIER LLOMBART


Se podría decir que Javi Llombart es un viejo amigo de la infancia, fuimos vecinos durante un montón de veranos y prácticamente crecimos juntos. Las circunstancias de la vida y posiblemente una cierta diferencia de edad, hicieron que en la adolescencia, la edad donde se definen y perfilan las aficiones, optáramos por amigos y rumbos diferentes. Durante estos años he sabido de él por mi madre y me enteré que compartíamos la misma afición por el cine y que además, Javi tenía puestos sus intereses profesionales en este difícil mundo. Desde entonces, he procurado seguirle la pista en sus avances en el campo audiovisual, hasta que el año pasado coincidimos en Quartmetratges 2011, donde ambos participábamos en el concurso de guiones. A partir de ahí, las redes sociales hicieron el resto...
 El pasado viernes pude asistir a la presentación de su cortometraje "Un favor", una interesante historia que me mantuvo intrigado hasta su acertado golpe de efecto final. Durante la película, Javi juega con el espectador ocultando con habilidad detalles cruciales que hacen que no haya nada previsible en su historia. Es admirable que con menos de 200 euros y la generosidad de amigos y familiares, se haya sacado adelante un proyecto tan digno que espero que tenga toda la suerte del mundo allá donde se presente. 
 Pero además de disfrutar con su película, Javi nos transmitió a todos la alegría de tener a su gente reunida en el patio de butacas, la satisfacción de poder finalmente presentar su obra tras haber pasado todo tipo de inconvenientes. Uno que es muy sentimental, se contagió de esa energía positiva que irradiaba Javi desde el escenario como si fuera uno más de los familiares o amigos cercanos e incluso me permití el atrevimiento de sentirme orgulloso de ese chaval que se pasaba a mi casa y yo a la suya cada dos por tres.
 Así pues Javi, enhorabuena una vez más y como dijiste al finalizar, espero poder disfrutar de un próximo corto y desde Zihuatanejo te mando todos los ánimos del mundo para que sigas adelante. Me encantaría ver en una pantalla tu guión "Canasta"...¡A por ello!


Javier Llombart


miércoles, 1 de febrero de 2012

ARTE CALLEJERO

Mi compañero Erick es un admirador del llamado "Street art" o "Arte callejero" y guarda en su ordenador decenas de fotografías de esta expresión artística por todo el mundo. Hay que diferenciar este arte de las vulgares firmas grafiteras que ensucian las paredes de nuestros barrios y que a veces parecen una egocéntrica necesidad de autoafirmarse por parte de sus creadores. Las obras que llaman la atención a mi compañero son aquellas que guardan algún mensaje, muchas veces político y otras veces alguna simple broma que utiliza los signos propios de la calle. Estos artistas ejercen su labor con nocturnidad y alevosía, ya que a día de hoy y lógicamente, lo de pintar en la vía pública no está permitido. Sí que es cierto que algunos ayuntamientos lo autorizan mediante solicitud previa y según en qué zonas. Aún así, muchas de estas bromas gráficas perderían parte de su esencia gamberra si estuvieran reguladas. Legales o no, la mayoría dan un toque de alegría a las calles y consiguen hacer más llevadera la rutina que arrastran los resignados viandantes.






 Muchos de estos artistas son conocidos mundialmente como Kurt Wenner y Julian Beever por sus espectaculares obras tridimensionales, pero el más conocido es Banksy. Este artista británico de identidad oculta es famoso por sus pinturas callejeras por todo el mundo. Su obra, como la de todo artista polémico y controvertido, despierta conciencias e incomoda a la sociedad más conservadora. Más allá de los muros y las aceras, las pinturas de Banksy se venden por miles de libras, se han subastado en Sotheby's e incluso  dirigió una película sobre el mundo del arte callejero, el interesante documental candidato al Óscar "Exit through the gift shop" (http://www.imdb.com/title/tt1587707/). Esta cesión al desorbitado mundo de las ventas en el arte ha sido muy criticada por el activismo más purista que califica al británico de "vendido". Pero ajeno a las críticas, Banksy continúa con sus obras y desde su sencilla web deja claro que no exige ningún derecho de autor por el uso o copia de su obra, siempre que sea sin fines económicos. Por otra parte, algo fácil de decir si recibes un dineral por copias originales de tu cotizada obra.

Banksy

Una de las famosas "plantillas" de Banksy en el muro de la frontera de Gaza

Banksy

Julian Beever y una de sus obras 3D

 Encantado por esta variante artística, mi compañero Erick camina por las calles de Valencia y de Elda y al ver determinadas señales, objetos o rincones, visualiza posibles dibujos y mensajes. No sé si es la ilegalidad o que no termina de decidirse, pero el caso es que algo le frena y no da rienda suelta a esta forma de expresión. No será porque no le asaltan ideas y si no, yo que soy muy malo, le tiento con propuestas que se me van ocurriendo. Por supuesto, si algún día, o mejor alguna noche, se lanza a la aventura del arte callejero, yo estaré aquí para contarlo.