miércoles, 23 de noviembre de 2011

DEL ESCENARIO A LA PANTALLA: "Un dios salvaje"




Hace un par de años disfruté en el Teatro Olympia  de Valencia con "Un dios salvaje", de la autora francesa Yasmina Reza. La obra cuenta la historia de dos matrimonios de clase media-alta que se reúnen para tratar el problema de una pelea entre sus hijos. En un principio reina una intención conciliadora y un afán por exhibir un gran sentido del civismo y la corrección. Poco a poco y a partir de algún comentario de más, se va encendiendo la mecha y los personajes se van despojando de su corrección mostrando la hipocresía, sus reproches y, en definitiva, sus miserias.
 Aunque de esta autora me gustó más el que es su éxito más famoso, "Arte", hay que reconocer que "Un dios salvaje" fue una obra muy divertida y que transmite a la perfección la creciente tensión entre sus personajes. Además, las dos parejas fueron defendidas por unos actores estupendos. La única pega es que me quedé con ganas de un desenlace más contundente.
 Ahora nos ha venido la versión cinematográfica a cargo del controvertido Roman Polanski. Alguna vez he visto una película de la que he leído la novela original, pero creo que nunca había visto una obra de teatro antes de ser llevada al cine. Es una tontería, pero me hacía ilusión.
 La verdad es que es el tipo de historia claustrofóbica y oprimente en la que este director se habrá sentido como pez en el agua. 


 La adaptación es extremadamente fiel y apenas aprovecha la variedad de escenarios que permite el cine, así que es, prácticamente, una obra de teatro filmada. En su paso a la pantalla, la historia de Yasmina Reza gana en dinamismo. El ritmo es más que frenético, un fuego cruzado de frases en un escenario reducidísimo que está resuelto con verdadera maestría. Las interpretaciones son magníficas: ni un pero, más bien todo lo contrario, a Winslet, Waltz y Reilly. Quizás Foster me dio la sensación en la parte final de estar un poco pasada de vueltas, a pesar de que el argumento se preste a ello.
Aunque es indudable que es una película de alta calidad en todos sus aspectos, para aquellos que les cueste  acudir a una sala de cine, les advierto que el combate se resuelve en escasos 80 minutos y a más de uno le sabrá a poco. Por lo menos, la sensación que me dejó la obra de que me faltaba un epílogo es aquí compensada en parte con una breve secuencia que da paso a los créditos finales. No os arrepentiréis.

lunes, 21 de noviembre de 2011

LA ACABADORA de Michela Murgia


La pequeña María es cedida en adopción por su madre, viuda y con tres hijas más, a una anciana modista del pueblo. De este modo, María se convierte en la fill'e anima (hija de alma) de Bonaria Urrai, según una antigua costumbre sarda. La nueva vida de la niña transcurre con normalidad hasta que las puntuales y misteriosas salidas nocturnas de su nueva madre cambiarán su destino para siempre.
 "La acabadora" es una novela que ha sido el último gran éxito editorial en Italia, como en su día lo fue la soledad de los números primos. En menos de 200 páginas, esta obra sabe cumplir el conocido dicho de las virtudes de la brevedad. Su original historia nos habla del peso de las tradiciones y a pesar de tener lugar hace unas cuantas décadas, saca a relucir un controvertido tema de actualidad. 
 Desde su comienzo, abre varios frentes en su narración que contribuyen a crear una atmósfera de misterio que despierta con acierto el interés por su lectura. Además,  contiene el aliciente de que todo ocurra en un lugar cercano a nuestra cultura pero poco frecuentado en la literatura o el cine: Cerdeña. Como ocurre en muchas historias sucedidas en islas, se plantea un entorno aislado, a diferente ritmo del resto de la civilización, dando más credibilidad a su insólita historia.
Aunque finalmente todo confluye como debe, esperaba algo más sorprendente en su desenlace.  Pese a esto, un buen libro y recomendable para todo tipo de lectores.

La escritora sarda, Michela Murgia, ha triunfado con su primera novela.


sábado, 19 de noviembre de 2011

BIOESTRESADOS


Una vez más, hemos llevado a un grupo de alumnos a visitar el Bioparc de Valencia y he vuelto con la misma sensación agridulce y no porque mis alumnos estuvieran más interesados en hacerse fotos absurdas que en escuchar las interesantes explicaciones del monitor. En la conciencia colectiva, el término "zoo" nos remite a animales enjaulados y privados de su entorno natural para el disfrute de los habitantes del mundo supuestamente civilizado. En este sentido, podemos afirmar que el Bioparc es un buen zoo. Me consta que sus trabajadores cuidan hasta el más mínimo detalle para que los animales se sientan en un medio lo más parecido  a sus propios hábitats y en ningún momento se pierde la sensación de que disfrutan de espacios abiertos y bien recreados... pero no olvidemos que el Bioparc es un zoo.
 Una muestra de que no todo funciona bien en el parque es en el recinto de los gorilas: las indicaciones de mantener silencio y no estimular visualmente a los gorilas macho no siempre tienen buen resultado. Cuando cada 15 minutos una veintena de alumnos se planta frente al cristal, los gorilas machos empiezan a inquietarse. Se sienten intranquilos y amenazados por ese chorreo de visitantes que, en el peor de los casos, olvidan quitar el flash de sus cámaras, se saltan la cinta de separación y gesticulan o dan palmadas al cristal. Como resultado, el pobre animal se cabrea: lanza puñados de tierra o se acerca enojado a dar un par de puñetazos al cristal para mayor deleite de su irresponsable público. Esto ocurre decenas de veces al día, minando poco a poco el estado nervioso del primate. Me pregunto si no podrían concebir esta visita de otra manera, de forma que se pudiera ver a los gorilas sin que ellos nos vieran a nosotros mediante otro tipo de cristal... No sé, el caso es que da pena ver cómo sufre y eso que yo mantuve a mi grupo más o menos a raya. Hay por ahí vídeos de Youtube grabados por adolescentes en el que de tanto en tanto se oyen advertencias de adultos que se pierden entre el barullo formado. Un desastre.
 Pienso que los responsables del parque deberían hacer algo al respecto, porque a este paso el gorila va a acabar como el rinoceronte que trajeron del zoo de Valencia:

Este rinoceronte se pasó 25 años en una jaula dando vueltas en círculo. Lógicamente, el animal se trastornó de por vida. En su traslado al Bioparc continuó con su deprimente hábito, a pesar de contar con un espacio mucho más grande, condenado a dar vueltas y vueltas dibujando un surco de tierra. Los cuidadores del parque lo mantienen aislado porque afirman que si se mezclara con el resto de rinocerontes podría resultar agresivo. Aunque en el parque se le dan las mejores condiciones posibles, es un caso perdido y un ejemplo de la cara más oscura de los parques zoológicos.

domingo, 13 de noviembre de 2011

PELÍCULAS EN 100 PALABRAS: "Melancolía" de Lars Von Trier


"Melancolía" contiene dos partes diferenciadas: La primera presenta un bodorrio en una familia llena de tensiones. Todo es tan pretendidamente retorcido y forzosamente dramático que pierdo el interés. En la segunda, se centra en las diferentes maneras de reaccionar ante la amenaza de un planeta que puede chocar contra la Tierra. Ésta, aunque más convencional, consigue transmitir la creciente tensión y te implica de lleno gracias a sus sobresalientes actrices. El conjunto queda descompensado, se hacen innecesarios muchos aspectos de su primera mitad y aunque es mejor empezar mal y terminar bien, Von Trier ha estado más inspirado otras veces. 

sábado, 12 de noviembre de 2011

UN ARTISTA A SEGUIR


Cole Park en la estación de Colón de Valencia. Cortesía del fotógrafo Alfredo J. Llorens

Era un plan más de un viernes cualquiera, un motivo para reunirse con los amigos al finalizar la semana, y se convirtió en toda una sorpresa y una auténtica experiencia. 
 Mi amiga Nieves colabora en una original sala de eventos y exposiciones llamada "La mutante" (C/Turia 53) y nos convocó para la actuación de un amigo suyo que conoció cuando vivía en Amberes: Stijn Cole (Pronúnciese "Stan")
 Stijn, cuyo nombre artístico es Cole Park, había sido invitado por Nieves para pasar unos días en Valencia y consiguió que actuara en los conciertos programados en la estación de Colón. Anoche, como despedida, ofreció un pequeño y podríamos decir íntimo concierto en "La mutante" ante algo más de cuarenta personas.
 Yo iba sin saber qué tipo de música hacía y con más pretensiones de ver a los amigos que de escuchar un concierto, pero desde los primeros segundos del tema inicial pensé que la cosa pintaba bien. Sentado en el suelo, con un tercio en la mano y a escasos dos metros del cantautor, me quedé literalmente alucinado.
 No sé si fue la cercanía del directo, la voz, las canciones, la compañía o incluso la cerveza... Quizás un poco de todo... El caso es que tuve la sensación de estar delante de un artista de altísima calidad. Aunque mis referencias musicales son algo limitadas, me recordaba un poco a Glenn Hansard y un poco a Keane. Durante un buen rato en el que la música me envolvió, conseguí desconectar y alejarme totalmente del más mínimo problema cotidiano.


 Desconozco la trayectoria de Cole Park en su país de origen y no sé cuáles son sus proyectos y aspiraciones, pero anoche me quedó muy claro que tiene más talento que muchos de los que se oyen por ahí. Así pues, se confirma una vez más la de buenos artistas que se pierde el gran público y lo importantes que son otros factores ajenos al talento para hacerse un hueco en este mundo.
 Después del concierto, estuvo cenando con nosotros y pensé: si este tío se convierte algún día en una estrella, siempre podré decir que una noche compartí mesa con él... Aunque la verdad es que estaba en la otra punta de la mesa y no cruzamos ni media palabra. Bueno, espero que por lo menos esta entrada sirva para hacerle saber que I really enjoyed your concert. Congratulations! 
 Desde ayer, me declaro admirador (recordad que "fan" viene de fanático) de Cole Park y desde la humildad y limitado alcance de este blog, tendrá todo mi apoyo.



TEATRO EN ELDA: "Tócala otra vez, Sam"


Entre zarzuelas, musicales infantiles y comedias de galanes trasnochados, encontré algo interesante en la programación trimestral del Teatro Castelar de Elda: "Tócala otra vez, Sam"


 Esta adaptación de la obra teatral de Woody Allen fue un éxito en los escenarios a finales de los sesenta y se llevó al cine en 1972. La película se llamo aquí "Sueños de seductor", un ejemplo más de esa costumbre cutre que tenemos aquí de cambiar los títulos. Es una de las pocas películas protagonizadas por Allen en la que éste no dirige, siendo Herbert Ross el encargado de llevar el texto de Allen a la gran pantalla. La película cuenta la divertidísima historia de Alan, un escritor neurótico y abandonado por su mujer a quien sus mejores amigos tratan de ayudar para encontrar una nueva pareja. Además, Alan es visitado frecuentemente por el espíritu de Bogart, quien le da prácticos consejos para conquistar a las mujeres. Aunque el título "Play it again, Sam" hace referencia a la película "Casablanca", esta frase nunca fue pronunciada en la misma.


 Con todos estos antecedentes positivos, supuse que la versión interpretada por Luis Merlo y María Barranco estaría a la altura, y la verdad es que así fue. A pesar de conocerme la historia y muchos de los chistes, pasé un rato estupendo y disfruté durante hora y media. Luis Merlo acertó llevando a su terreno el personaje de Allen y le dio estilo propio evitando cualquier imitación. El resto del reparto también me convenció y la obra mantuvo un buen ritmo en todo momento. No es una obra que te deje ni mucho menos boquiabierto, pero cumple su cometido con eficacia. Claro está que su gran baza siempre será el chorreo constante de frases ingeniosas de Woody Allen. así que con ese texto y unos buenos actores el éxito está asegurado. Os dejo un clip de uno de los momentos más divertidos de la película que, por supuesto, no pudo faltar en la obra: La escena del museo:


martes, 8 de noviembre de 2011

CORRIENDO BAJO LA LLUVIA

El pasado domingo tenía planeado participar en la Volta a peu del Cabanyal dentro del circuito de carreras populares de Valencia. Recibí una llamada de mi padre a las 7 de la mañana en la que me decía que estaba lloviendo, así que decidimos dejarlo para otro día y seguir durmiendo. Antes de volver a seguir soñando, recordé que mi amigo Jorge de L'Eliana también venía a la carrera y le envié un mensaje advirtiéndole de la lluvia. Para Jorge, la lluvia no suponía ningún inconveniente y me dejó claro que esperaba mi asistencia. Lo pensé unos minutos y aunque no me apetecía nada correr bajo la lluvia, imaginé a Jorge recordándome mi falta de asistencia por los siglos de los siglos. Así que antes de ser tildado de "rajao" acudí al Cabanyal donde la lluvia no pensaba darnos ninguna tregua. 


A la derecha, Jorge con el dorsal 417, tras cruzar la línea de meta.


 Lo primero que llamó mi atención es que la lluvia no es un inconveniente para los aficionados a estas carreras. Puede que no hubiera tanta gente como en la del mes pasado, pero el evento congregó a más de 2500 participantes. La carrera comenzó y después del primer kilómetro opté por bajar un poco el ritmo, mi amigo Jorge estaba tirando de mí demasiado. El hecho de haber empezado un poco más fuerte de lo habitual y el momentáneo percance con los desatados cordones de mi zapatilla izquierda, hicieron que no fuera mi mejor actuación. Por lo menos igualé mi tiempo de la vez anterior a 5'35'' el km... tiempo que debo bajar en la carrera del mes que viene como reto personal.
 Al final lo de la lluvia no fue para tanto, ya que me acostumbré a ella rápidamente después de que mis empapados pies pisaran el tercer o cuarto charco. En poco más de media hora llegamos a la meta después de casi 6 Km de circuito por el Cabanyal y el Canyamelar. Durante el trayecto me encontré a mi amiga Nieves , que tiene el don de correr como una gacela sin mostrar ningún tipo de cansancio. Lo que más me sorprende dos días después, es que a estas alturas no me haya resfriado a juzgar por cómo terminé la carrera: calado hasta los huesos.
A la izquierda, con el dorsal 360, un servidor de ustedes completamente chopado

 Aunque el hecho de no haber superado mi tiempo no me dejó del todo contento, por lo menos demostré a Jorge que no soy ningún "rajao". Lo peor es que cuando le conté a mi padre que yo sí que había ido a la carrera, me comentó que él también hubiera ido. Por lo visto,  me había llamado pensando que yo no iba a querer ir con semejante lluvia. Es decir, que a lo mejor mi padre se anticipó dando por hecho que era un "rajao"... Es broma, pero no fue así, corrí como un campeón bajo la lluvia y ahora sé que ningún fenómeno atmosférico me detendrá en mi objetivo. Además, me sentí tan a gusto como Gene Kelly chapoteando y bailando en "Cantando bajo la lluvia"


miércoles, 2 de noviembre de 2011

ESCENAS MEMORABLES 12: ALGUIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DEL CUCO de Milos Forman



Llevaba unos años quejándome sobre la selección de películas de la televisión en abierto hasta que llegó ese pequeño oasis para los cinéfilos que se llama La Sexta 3. En el resto de canales, cualquier película de hace más de 6 o 7 años queda descartada. Esta costumbre hace que al poner a los alumnos una película del año 1988 como "Gorilas en la niebla", la reciban como si nosotros viéramos cine mudo.
 Ahora que he tenido que prescindir de Canal Plus, La Sexta 3 suple buena parte de la ración de cine televisado. Con esos ciclos temáticos y su selecta oferta de cine de los ochenta y setenta, disfruto rememorando las películas con las que crecí. Lástima que no puedan evitar la odiosa publicidad, aunque hay canales más abusivos en este aspecto.

 La semana pasada emitieron una de mis películas favoritas: "Alguien voló sobre el nido del cuco" y volví a conmoverme con su grandísima escena final:
¡NO LEER NI VER EL VÍDEO SI NO SE HA VISTO LA PELÍCULA!
 En los últimos minutos del film, el jefe Bromden intenta reanimar sin éxito a un inconsciente McMurphy después de recibir unas severas descargas eléctricas. El jefe indio, ha encontrado en McMurphy la razón de volver a confiar en la gente y salir del silencio voluntario que le llevó al centro psiquiátrico donde ambos se encuentran. El lamentable estado en el que se encuentra McMurphy después de su ataque a la enfermera Rachet, hace que Bromden le practique una dura y peculiar eutanasia antes que condenarle a ese estado de por vida. A pesar de ello, decide seguir con la huida que habían planeado juntos. Bromden, que como dice él, está "fuerte como un oso", empieza a arrancar el lavabo del suelo demostrando una fuerza salvaje. Con la magnífica música de Jack Nitzsche acompañando la creciente emoción de la escena, el jefe indio consigue arrancar el lavabo y lo lanza contra la ventana para asombro del resto de pacientes del psiquiátrico, que jalean a su compañero. Bromden salta por la ventana y sale corriendo campo a través disfrutando de su ansiada libertad.