martes, 2 de agosto de 2011

POTTER DESENFOCADO



Harry Potter y las reliquias de la muerte. Parte II

Después de 7 libros y 8 películas, una de las sagas más exitosas de la historia del cine ha llegado a su fin. Esta última entrega es probablemente la que tiene más acción y garantiza casi dos horas de entretenimiento, al que se le añade, como sello de la casa, unos brillantes efectos visuales y una vistosa y cuidada ambientación. En mi opinión, la tercera entrega, la única que dirigió Alfonso Cuarón, sigue siendo la mejor y más personal de toda la saga.
Como sabéis, esta última parte ha sido dividida en dos películas, la primera de ellas fue estrenada el pasado Noviembre. Ahora que se han visto las dos partes de "Harry Potter y las reliquias de la muerte" ha quedado claro que la estrategia de dividir el séptimo libro en dos pelis responde únicamente a intereses comerciales. "Las reliquias de la muerte" podía haber sido una gran película de casi tres horas. Con este sistema, la primera parte quedó demasiado estirada y ésta bastante precipitada, ya que el broche final es algo brusco y después de 10 años se podían haber recreado un poco más en el esperado desenlace.
 En cualquier caso, es indudable que esta saga cinematográfica ha mantenido fiel a toda una generación diez años posterior a la mía, a pesar de los altibajos. No quiero pensar lo que habría significado para mí si llego a nacer entre finales de los 80 y principios de los 90... Hubiera sido capaz de ir disfrazado al cine del mismo modo que hice cola desde las 9 de la mañana cuando estrenaron el Episodio 1 de Star Wars. Aunque los de mi generación disfrutamos con las pelis de Indiana Jones y las citadas de Star Wars, si me pongo a pensar y aunque suene raro, a mí la saga que más marcó mi infancia/adolescencia fue sin duda la de "Pesadilla en Elm Street". De hecho, una revista de cine de terror que tuvo una vida efímera organizó un club de fans de Freddy Krueger al que, por supuesto, me apunté.

Mi héroe de la infancia

Volviendo al final de Potter, capítulo aparte merece la sala donde la vi. En mi adorado ABC Park del centro de Valencia, la proyección de la película no pudo ser peor: la imagen se desenfocaba constantemente y cuando era nítida tenía manchas e imperfecciones y todo ello después de haber pagado 7 euros con diez céntimos. Debimos habernos quejado.
 En estos tiempos en los que el número de espectadores va en descenso y los cines del centro desaparecen, los responsables de este cine hacen un flaco favor ofreciendo tan mala calidad. Lo peor es que no es la primera vez que me ocurre. Yo que soy de los que aún valoro el hecho de ir a un cine por sí mismo y que me dejo mucho dinero en entradas de cine, no merezco este lamentable servicio. Además, si quiero ver algo desenfocado de verdad y encima gracioso, me pongo esta escena de "Desmontando a Harry" de Woody Allen:


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