martes, 5 de julio de 2011

NAUTILUS


 En el año 2003, después de años compartiendo coche con mis hermanos, mis padres me ayudaron a comprarme el que sería mi primer automóvil en propiedad. Cuando elegía el color en aquel concesionario de Benetússer que la crisis se ha llevado por delante, me fijé en un tono azul metalizado que se llamaba "Nautilus".
 Cuando me preguntaban de qué color era el Renault Clio que me había comprado, yo bromeaba respondiendo: "Azul nautilus". A partir de entonces, el nombre quedó asociado para siempre a mi  Clio y todos solían usar el término u otros apelativos más cariñosos como "El nauti" .
 Puede que mi Nautilus no hiciera 20.000 leguas de viaje submarino, ni fue conducido por ningún Capitán , pero me acompañó en mi personal odisea de institutos por el Sur de Alicante. Durante años, viajó de Valencia a Santa Pola y a Torrevieja en numerosas ocasiones y sin quejarse lo más mínimo. Es cierto que los que no sabemos de mecánica cumplimos con las revisiones a rajatabla, pero este coche nunca tuvo una avería. Si alguna vez me dejó tirado fue por cuestiones de batería, pero cumplió su papel como un campeón. 
   Además, el pobre ha pasado la mayor parte de su existencia durmiendo en la calle, lo que ha provocado que presente numerosos rascones por culpa de imprudentes que abren las puertas de sus coches sin cuidado. Aunque quizás su mayor rascón fue culpa mía, cuando con sólo seis semanas sufrió el típico caso de columna de garaje que sorprendentemente se mueve hacia tu coche. También padeció vandalismo fallero y de extrarradio que le dejó con un cristal roto y hasta tres veces un retrovisor colgando. En definitiva, un coche curtido en mil batallas. Lo que no sé muy bien es si se habrá resentido de mis momentos musicales desafinando a voz en grito cuando en la soledad de la carretera me daba por cantar...
Nautilus no era un coche potente, sus 65CV se notaban en las cuestas y en los últimos meses ha empezado a emitir ruidos en su carrocería, dándome a entender que estaba algo cansado. Por eso, ahora que me mandan de manera definitiva a Elda (Alicante) no he querido exponerle a un nuevo periplo de carreteras y le he buscado un sustituto. Nautilus se va a un concesionario donde espero que le valoren como se merece y es en estos últimos días que estoy compartiendo con él, cuando me he dado cuenta que me da un poco de pena deshacerme de mi compañero. Lo sé, es sólo un coche. Soy sentimental, pero tampoco es para tanto. Quizás sea porque los casi 8 años que lo he llevado han sido fantásticos y ahora no sé bien por qué, tengo la sensación de empezar una nueva etapa.
 Adiós Nautilus.

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