viernes, 17 de junio de 2011

ESTRENOS SEMANALES: Una de cal y otra de arena


"Un cuento chino" de Sebastian Borenzstein

Ricardo Darín es uno de esos actores cuyo prestigio precede a cualquier cosa que haga. De hecho, si alguien pregunta por esta película, será normal escuchar que es "la última de Ricardo Darín". La verdad es que no es para menos, porque una vez más, el actor argentino da una sobrada muestra de su talento. En "Un cuento chino" interpreta a un malhumorado y solitario ferretero que acoge a un chino extraviado y con el que prácticamente no puede comunicarse. La relación que se establece con su repentino inquilino, hará que el personaje vaya sacando a relucir la bondad y ternura que sus circunstancias personales habían tapado a lo largo de los años.
"Un cuento chino" es una película amable, entretenida y con momentos divertidos, pero su gran mérito es que su comicidad nunca cae en la vulgaridad ni su historia en la sensiblería. No es una película que arriesgue o deje un gran poso en el espectador, ni tampoco provocará sesudas reflexiones. Sus dignas pretensiones no van más allá que las propias de una buena comedia costumbrista. Una pequeña película que fácilmente gustará a todo tipo de públicos. Recomendable.


"Micmacs" de Jean Pierre Jeunet

El director de películas tan conocidas como "Delicatessen" y "Amelie" nos ofrece en esta ocasión un peculiar alegato contra las armas. Jeunet permanece fiel a su personal estilo visual con una frenética cámara y una cuidadísima ambientación. "Micmacs" narra la historia de un  hombre que malvive con una bala alojada en su cerebro y que quedó huérfano por culpa de las minas antipersona. Ayudado por unos extravagantes compañeros, ideará diversos planes para hundir la industria armamentística.
 El arranque de la película, donde se nos presenta al protagonista, es formidable. Son diez minutos del mejor talento del director con algunas reminiscencias al humor de las películas de Chaplin. Lástima que a partir de este inicio se sucedan una serie de secuencias a cada cual más rocambolesca y disparatada que me fueron distanciando poco a poco de la película. Salvo algún momento ocurrente, prevalece el espectáculo visual circense sobre una trama cada vez más pobre y llena de apaños, lo que reduce su mensaje pacifista  a un mero pretexto.
 Una película excesiva y aparatosa que queda a larga distancia de sus anteriores éxitos. Eso sí, hay que tener en cuenta que a mí los destarifos no me suelen gustar si no hay un sólido guión que mantenga el espectáculo. Lo comento porque el público que asistió al preestreno salió bastante más satisfecho que yo . Así que, allá ustedes.

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