viernes, 31 de diciembre de 2010

DE CARRERAS POPULARES, PROMESAS DE AÑO NUEVO Y RECUERDOS INFANTILES...



Hacía tiempo que no participaba en una carrera de este tipo y la verdad es que he disfrutado mucho de la experiencia. Quizás el hecho de que sea un día antes de fin de año sirva para reforzar la eterna promesa de año nuevo de hacer deporte más a menudo. Ir a correr y algunas veces en bici es el único deporte que practico y reconozco que soy bastante irregular. Cada año me propongo ser más constante pero al final sólo cuando deja de hacer frío consigo salir a correr más asíduamente. Los gimnasios me aburren soberanamente y hubo un tiempo que fui bastante a la piscina, pero sólo porque quedar con alguien te obliga más a vencer la pereza de salir a quemar los excesos. En definitiva, que las promesas de año nuevo suelen perderse entre el cotillón y el cava. A ver si esta carrera de hoy sirve de empuje para recuperar el hábito, sobre todo para hacer uso de los diferentes equipos deportivos que me compro cada vez.
 La San Silvestre no es una carrera precisamente costosa (4800m) ni que requiera de entrenamiento. Ante todo es una fiesta donde hay más atletas disfrazados que con atuendo corriente. Además de los lógicos adornos navideños, había disfraces realmente ingeniosos que hacen de la carrera un divertidísimo circuito. Se notaba el ánimo de la gente y las ganas de desahogarse y despedir este año que para muchos ha sido muy pero que muy difícil.
 Pero mientras corría me he acordado de los años de infancia que junto con mi padre iba a la "Volta a peu" de Valencia. Entrenábamos semanalmente y participábamos cada año intentando bajar el tiempo cada vez. Para mí, completar sin parar el recorrido cada año era un pequeño logro personal. Sobre todo porque nunca destaqué en el deporte, era bastante torpón y la Educación física más que una materia del curso era una auténtica cruz.
 Cuando corríamos esa multitudinara carrera y quedaban unos 100 metros para la meta, mi padre me daba la señal para realizar el sprint final, donde echaba el resto y llegaba triunfante y exhausto a la llegada. Recuerdo perfectamente esas últimas zancadas al son de la música de "Carros de fuego" de Vangelis que solían poner por la megafonía. No sé si fue en una San Silvestre o una Volta a peu, pero recuerdo una vez que el locutor que iba retransmitiendo la llegada de los participantes desde la meta, vio a ese crío de ocho o nueve años dándolo todo y gritó un espontáneo "¡ÁNIMO CHAVALÍN!". La frase en cuestión avivó los aplausos de la gente y eso me hizo entrar en la meta volando de alegría y satisfacción. En una película hubiera sido una típica y conmovedora escena a cámara lenta y con una emotiva música de fondo.
 Lástima que esos pequeños logros deportivos quedaran ahí, porque luego en el colegio cierto compañero, no sé si por chincharme o por envidia, se encargaba de desmitificarlo y restarle importancia cruelmente. Se lo perdono, porque hoy en día es un grandísimo amigo. Además, en el cole de poco servía completar una carrera popular si no sabías jugar al fútbol.

 Bueno chicos, esta es la última entrada del año. Os deseo un muy feliz 2011 de todo corazón, especialmente a aquellos a los que la suerte no les termina de sonreír últimamente.

domingo, 26 de diciembre de 2010

DE MONARCAS, DISCURSOS Y PREMIOS


"El discurso del Rey" de Tom Hooper
 Siempre un mensaje es más tranquilizador si la voz que lo emite es firme y serena. Del mismo modo, un mensaje será más claro si está bien vocalizado y tiene las pausas justas y necesarias. Por supuesto, se da por sentado que su gramática sea correcta.
 Al parecer hay pueblos que han tenido oradores más peculiares que Franco con su voz de pito o nuestro actual Rey, que me va a perdonar, pero a veces parece gangoso. Los ingleses tuvieron a un monarca tartamudo, Jorge VI, padre de la Reina Isabel II, que vivió acomplejado por sus problemas de expresión.  Su coronación no estaba prevista y por circunstancias especiales, tuvo que dar la cara ante sus súdbitos en tiempos de guerra. La película de Tom Hooper nos cuenta la relación del Duque de York, antes de ser coronado Rey,  con su singular profesor de dicción a lo largo de los años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial.


 "El discurso del Rey" es un producto donde todo funciona a la perfección:  buenos diálogos, esmerada ambientación y cuidados aspectos técnicos. Lo realmente sobresaliente de la película es el memorable duelo interpretativo entre Colin Firth, que borda un regalo de personaje, y un genial Geoffrey Rush como el particular maestro. Da la sensación de ser una película confeccionada para triunfar en la noche de los Óscar: un film de calidad con la difícil y muy conseguida capacidad de agradar a todo tipo de paladares y que tiene en su academicismo su mayor virtud. Nada chirría, ni nada desentona, simplemente se le puede achacar una falta de personalidad propia, de riesgo, algo que la aleje de su bien elaborado clasicismo. También es verdad que es preferible siempre una buena película comedida como "El discurso del Rey" a algo pretendidamente moderno pero vacío.
 Una de sus más firmes competidoras de cara al premio, "La red social" de David Fincher, sí que tiene ese sello personal que quizás le falte al film de Tom Hooper. Yo preferiría el premio para Fincher, pero la estadística y el gusto de la academia podrían inclinar la balanza a favor de este Rey... y no seré yo quien me queje.
Muy recomendable para todo tipo de públicos, en especial para mi madre por la cantidad de primeros planos de Colin Firth. Y para los que quieran apreciar mejor la labor de sus intérpretes, os la recomiendo en versión original, disponible en los cines UGC de Valencia.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

SALVAJE METÁFORA DE LAS DOS ESPAÑAS

"Balada triste de trompeta" de Álex de la Iglesia

El arranque de esta película, incluyendo unos magníficos títulos de crédito, es uno de los mejores que he visto últimamente. Con semejante comienzo era difícil mantener el listón a lo largo de todo el metraje. Durante el desarrollo de su argumento me encontré con situaciones poco creíbles y forzadas para que todo encaje, excesivas coincidencias y algún detalle en el que se pasa por alto eso que llaman coherencia narrativa. Es cierto que no es un film donde estos aspectos importen mucho, pero uno es muy maniático para estas cosas y por eso me costó entrar en la película. Probablemente estos defectos forman parte intencionadamente del descomunal destarifo perpretado por Álex de la Iglesia. Una vez asumido esto, empiezas a participar del juego y a divertirte.

Carlos Areces es el gran descubrimiento de la película

 Es innegable que es una película muy entretenida, un gran espectáculo de ritmo frenético y algo esquizofrénico. Pero donde quizás esta película gana muchos puntos es en la conexión con sus referencias históricas. "Balada triste de trompeta" es una hábil metáfora de las dos Españas que transcurre desde la Guerra Civil hasta la década de los 70. Estas dos Españas enfrentadas durante tantos años, están encarnadas en dos payasos de circo. El payaso triste y sediento de venganza (formidable Carlos Areces) representa al bando de los perdedores. El payaso gracioso, el que se lleva los favores del público pero autoritario y temido por sus compañeros, es la España franquista. Ambos se pasan la película peleándose y persiguiéndose por una frágil y confusa España, representada por una bella bailarina acróbata. Este tira y afloja histórico tiene momentos geniales como la secuencia de cacería con Franco o el atentado de Carrero Blanco, seguidos de otros menos acertados como la excesivamente alargada y tópica persecución final.

En Venecia, antes de ganar el merecido premio a la dirección y el más cuestionable premio al mejor guión

 La película fue premiada en el pasado festival de Venecia con Quentin Tarantino como presidente del jurado. Es evidente que una película tan brutal y salvaje arrancara los aplausos del norteamericano, pero desconozco si supo entender el trasfondo histórico. En definitiva, una película con más virtudes que defectos, que tarda en digerirse tras el chorreo de acción trepidante pero que al mismo tiempo invita a reflexionar. Una vez más, se demuestra que de la Iglesia es un director con talento a raudales, aunque por los apaños de guión, se nota la ausencia de Jorge Guerricaechevarría, su habitual coguionista. Una lástima, porque el producto no termina de ser redondo.
 En general, una peli no apta para madres

lunes, 20 de diciembre de 2010

TODO LO QUE SE LLEVÓ EL DIABLO de Jaime Pérez Andújar

Siempre he tenido carencias en lo que a la Historia de España se refiere. Una de las razones es lo mal que me enseñaron esta materia en el colegio: recuerdo que en 3º de B.U.P., nuestro profesor de Historia, apodado cruelmente "Gordobobo", dio un espectacular salto en el temario con pirueta y doble tirabuzón desde los Reyes Católicos hasta Franco. Con esta formación tan precaria me he tenido que buscar las castañas yo mismo para tener alguna noción sobre la historia de mi país. Por eso cuando en alguna noticia o película sale algún hecho histórico que pone en evidencia mi desconocimiento, recurro a un libro de bolsillo que compré para estos casos. Se trata de "Historia de España contada para escépticos" de Juan Eslava Galán, un práctico libro donde de forma resumida y un poco de sentido del humor hace un recorrido desde la Prehistoria hasta Aznar.

Así pues, para enfrentarme a "Todo lo que se levó el diablo" me leí previamente los capítulos dedicados a la Segunda República y sus diferentes gobiernos de izquierdas y derechas. Una vez asentado en el contexto histórico empecé esta original novela.



La historia se centra principalmente en las llamadas "Misiones pedagógicas", llevadas a cabo por jóvenes entusiastas que cruzaban la España más profunda arreglando escuelas, montando bibliotecas, haciendo representaciones, exposiciones de arte o proyecciones de cine. Su único fin era llevar la cultura a los lugares más recónditos y olvidados de nuestra geografía. Sus principales problemas llegaron con el cambio de gobierno y la llegada al poder de Lerroux en 1933, que junto a la Iglesia, empiezan a cuestionar y entorpecer sus actividades. "Todo lo que se llevó el diablo" es una novela coral, de personajes reales y ficticios que aparecen y reaparecen en un conjunto narrativo repleto de saltos en el tiempo algo caótico y confuso ,pero que resulta muy entretenido. Una historia tragicómica que cuenta con algunos pasajes geniales, seguidos de otros en los que tenía la sensación de que algo se me escapaba. Quizás conviene leerlo de un tirón y no como lo he hecho yo.
 En definitiva, una recomendable novela, que nos retrata con humor y sarcasmo lo que ocurría en buena parte de España sólo unos meses antes de que viniera el diablo a llevárselo todo.

lunes, 13 de diciembre de 2010

DON BERNARDO


 La casualidad ha querido que esté trabajando este curso con el mismísimo hijo de Don Bernardo. Todo ha surgido en medio de una conversación en la sala de profesores, en la que se han ido sucediendo las coincidencias hasta llegar al hecho en cuestión. Don Bernardo fue mi maestro en el curso 85/86 de 3º de EGB. Fui su alumno en el que fue su último curso antes de jubilarse y probablemente, era de los últimos de una estirpe de maestros que se fue extinguiendo con la llegada de la democracia.
La memoria es selectiva, por eso el primer recuerdo de él que me ha venido a la cabeza ha sido muy positivo. Fue cuando murió mi abuelo durante ese curso: andaría yo algo serio y tristón y Don Bernardo me llamó para que hablara con él. Me preguntó qué tal estaba y me dijo unas palabras de ánimo. Luego me dio un abrazo contra su corpulento cuerpo y me dio un beso en la frente. Ese gesto, sincero y bienintencionado, sería impensable hoy en día, pero yo lo recuerdo como un entrañable detalle.
Tras este primer buen recuerdo, me han ido viniendo a la cabeza otros que en su día no llamaban la atención pero que en la sociedad actual son del todo reprochables. Don Bernardo pertenecía a otra época y que yo sepa nunca se excedió, pero era aficionado a golpear con la regla en la mano a quien no se portaba bien. Una vez incluso nos puso a varios en fila y nos estiró de las patillas por armar demasiado jaleo.
Pero su especialidad no eran las sanciones físicas, ni siquiera el amenazarnos con encenderse un puro si seguíamos hablando, sino su sistema de clasificación. En el aula de Don Bernardo nos sentábamos según nuestra habilidad de cálculo matemático. Cada mañana nos ponía unas operaciones: si fallabas en alguna te tenías que cambiar de sitio porque eras adelantado por alguno que las tuviera bien. Este sistema competitivo y de cuestionable valor pedagógico me supuso más de un quebradero de cabeza. Yo era bastante aplicado y logré acabar el curso entre los diez primeros, pero ni me imagino la humillación que debían sentir los que ocupaban los últimos puestos en la temida tercera fila. Esta competición diaria creo que fue el origen de mis posteriores ansiedades estudiantiles, y aunque en casa le dieron la importancia justa, llegar a mediodía diciendo que había bajado algún puesto, me provocaba un horrible estrés a una edad en la que no se debe tenerlo.
 En la actualidad, los métodos de la vieja escuela que representaba Don Bernardo recibirían más de una llamada de atención por parte de dirección. Sé que no tiene justificación, pero su modo de actuar era  fruto de un sistema que pertenecía a otros tiempos y por aquel entonces, nadie se quejó. Probablemente él recibió una educación mucho más severa . Don Bernardo murió hace mucho tiempo y con él se fue toda una generación de antiguos maestros. 
 Hoy todo es distinto, trabajamos con otro tipo de alumnado con diferentes estrategias y sanciones . Nuestros errores se deben a otros aspectos del sistema educativo. Los problemas son de otra índole y si los métodos de la "mano dura" ya eran poco efectivos entonces, ahora ni se plantean. Además, actualmente hay nuevos frentes: somos cuestionados constantemente por las familias, ninguneados por la administración y criticados por una sociedad que sólo piensa en nuestras vacaciones. Parece que nadie se fija en el esfuerzo que hacemos diariamente y que lo fácil es lo que nunca haríamos: golpear con la regla.


viernes, 10 de diciembre de 2010

PREESTRENO: TODAS LAS CANCIONES HABLAN DE MÍ de Jonás Trueba


Supongo que ser hijo de Fernando Trueba y sobrino de David te abre muchas puertas, pero también te deja la sensación de que se espera que estés a la altura de tus predecesores. Jonás Trueba se ha esforzado en su debut para dejar bien claro cuál es su estilo, qué cineastas le han influido y qué libros le interesan. Esta insistencia la lleva hasta el punto de enfocar un ejemplar de cada libro que es citado por los personajes de su película.
 El protagonista es un joven filólogo llamado Ramiro que intenta superar una ruptura sentimental. A lo largo de este intento de recuperación, el personaje divaga entre viejas amistades, amores que nunca cuajaron y contínuas reflexiones sobre el amor, la nostalgia, el sexo... De forma innecesaria, la información se remarca con una voz en off que nos explica lo que la película ya contaba perfectamente por sí misma. Otra de las cosas que Trueba deja patente es su defensa de la palabra escrita, la poesía y la literatura en general, así como su romántica reivindicación de las cartas de amor escritas de puño y letra.
 La película tiene momentos muy buenos e inspirados, donde se intuye que Trueba promete como director y guionista. Los intérpretes están bien y el conjunto es pasable, entretenido, pero le falta despojarse de obligadas referencias y ser más natural, más fresco.
 Así pues, una vez digieres todo lo que este debut quiere demostrar, te das cuenta que tanto homenaje y tanta declaración de intenciones llega a ser pretencioso. Inevitablemente, me acordé de otro reciente debut juvenil español, "Bon appétit", que precisamente destacaba por lo que le falta al joven Trueba: autenticidad.
 Ahora mi amigo Paco pensará que me contradigo porque "Biutiful" era también innecesaramente pretenciosa, pero la de Iñárritu, además de ser otro tipo de película, tenía otros alicientes que hicieron que me gustara más.
 En definitiva, ahora que Jonás Trueba nos ha dejado bien claro lo que le gusta y cómo le gusta, que se relaje y nos cuente una nueva historia sin tener que demostrar nada a nadie.

viernes, 3 de diciembre de 2010

DRAMAS SIN ESCAPATORIA

PREESTRENO: "BIUTIFUL"  de Alejandro González Iñárritu


 El personaje de Marisa Paredes en "La flor de mi secreto" decía que no podía escribir novela rosa porque siempre le salía negra. Si al mexicano Alejandro González Iñárritu le pidieran hacer una comedia creo que también acabaría saliéndole un dramón. Tras "Amores perros", "21 gramos" y "Babel" ,vuelve con una historia desgarradora, de personajes angustiados a quienes la buena suerte les queda muy lejos. El hecho de dejar de colaborar con su habitual guionista (Guillermo Arriaga, quien filma ahora sus propios guiones) no ha alterado mucho su estilo. La única excepción es que ahora la historia se cuenta de forma lineal y no con los peculiares rompecabezas, no siempre acertados, que ofrecía en sus anteriores películas.
 Yo entiendo que a alguien no le guste ir al cine para ver padecimientos varios, pero a mí donde se ponga un buen drama que se quite el resto... Será que soy un poco masoca. Tanto el crítico Carlos Boyero como mi amigo Paco, piensan que tanto chorreo de acontecimientos trágicos asfixiando a los personajes, termina resultando inverosímil. Yo no lo he percibido así. Para mi "Biutiful" es , por encima de todo, la conmovedora historia del amor de un padre a sus hijos y su titánica lucha por asegurarles un futuro estable. Además, con respecto a la credibilidad o no de tanta desgracia, siempre pienso que la realidad supera la ficción y si no, ahí está la prensa diaria.
 Por otra parte, haciendo honor a su título, la película consigue extraer la belleza de los ambientes más sórdidos y miserables, ofreciendo algunas escenas e imágenes memorables. La película también ofrece un crudo retrato de las mafias de inmigración ilegal en nuestro país y combina el argumento con unos detalles sobrenaturales que no desentonan en ningún momento. Lo único que se le puede achacar, además del extremo pesimismo de su autor, es su excesivo metraje, que hace que se recree innecesariamente en algunas secuencias.
 Ahora bien, por encima de todo, la película es de Javier Bardem. Su interpretación es perfecta, comedida, sin excesos. Bardem calibra los gestos y emociones del personaje de manera soberbia, algo que en la piel de otro actor caería en la sobreactuación. Un trabajo que consigue emocionar al público y que lo confirma, sin duda, como uno de los mejores actores que hay en este momento en el mundo.
 En definitiva y a pesar de sus detractores, una peli notable y muy recomendable, salvo para quienes vayan al cine a evadirse de los problemas cotidianos.

jueves, 2 de diciembre de 2010

LA BICI DE FULANITO



 La siguiente historia es un hecho real ocurrido en L'Eliana a principios de los años noventa. El protagonista ha accedido a que fuera contada siempre y cuando no se revelara su identidad, por lo visto aún duran las secuelas de tan singular historia.

Era verano y creo que tenía unos catorce años. Si no el último, fue uno de los últimos veranos de bicicletas antes de que las vespino y otros modelos empezaran a irrumpir en el grupo. Una de nuestras actividades veraniegas consistía en ir en bici al río Turia a su paso por Ribarroja. En esa zona, el río baja con bastante caudal antes de ir repartiéndose por las acequias de la huerta. Pero no eran precisamente aguas claras y transparentes. Solíamos dejar las bicis  y cruzar a nado hasta la otra orilla , donde había una zona de hierba más despejada y no los cañizales por donde llegábamos. 
 Pero ese día a alguien se le ocurrió la brillante idea de cruzar con las bicis a hombros. Observando la fuerza de la corriente y teniendo en cuenta que mi bici era nueva, fui prudente y preferí cruzar como era costumbre. El resto del grupo agarró bien sus bicicletas y comenzó a adentrarse en el río. A medida que el cauce era más profundo , cargar con la bici y aguantar la fuerza del agua resultaba más difícil. De repente, en una zona donde ya no hacíamos pie a mitad del ancho del río, un golpe de agua hizo que a Fulanito se le escurriera su bici . El agua mezclada con tierra y la densa vegetación del fondo hacía imposible que viéramos dónde se había hundido la bici de Fulanito. Por más que se buceaba, la bici no aparecía. El río se la había tragado.
Regresamos a casa con una bici de menos y pensado qué excusa podría contar Fulanito para evitar una buena bronca . La solución a la que llegó Fulanito sería considerada hoy en día de políticamente incorrecta, pero a nosotros nos pareció muy lógica y comprensible. Fulanito le dijo a su padre que unos gitanos le habían robado la bici en el río y supongo que elaboró una trama donde sus amigos fueron incapaces de evitarlo amedrentados por esos malvados ladrones. 
 Lo que no se imaginó Fulanito es que su padre no estaba dispuesto a conformarse con la anécdota: subió a su hijo al coche y fueron en busca de los inexistentes ladrones mientras la bici seguía en las profundidades del Turia. La búsqueda, lógicamente, no dio ningún resultado, pero tal y como se había desarrollado todo,  el avergonzado Fulanito no confesó nunca la verdad y sus amigos hicimos lo mismo como muestra de solidaridad entre colegas. La anécdota sirvió a Fulanito para que, en poco tiempo, luciera una nueva y flamante Mountain Bike. A alguno que otro le darían ganas de simular un robo de su bici para obtener tan grata recompensa.
Años más tarde, uno de los que vivió la misteriosa desaparición de la bici y al que llamaremos Menganito, empezó a estudiar en el Instituto de L'Eliana. Un día que estaba en casa de un compañero, Menganito vio que en su garaje había una bici oxidada que le recordaba mucho a la que perdió Fulanito. Al preguntarle de dónde había sacado esa bici, su amigo le respondió entusiasmado: ¡No te lo vas a creer , me la encontré en el río!

El río nos dio más de una vivencia. Yo mismo vi como un día la corriente se llevaba mis chanclas y tuve que volver pedaleando descalzo, que es bastante molesto. Y en cuanto a mi bici nueva, esa que con tanta prudencia salvé del peligroso río, fue robada ese mismo verano (de verdad) por alguien que entró al jardín mientras descansábamos un día después de comer. 
 Pero como la anécdota del pobre Fulanito con su padre, buscando a unos ladrones que nunca existieron, no ha habido otra.
Hay que ver la de veces que nos hemos reído con esta historia elianera.