martes, 18 de agosto de 2009

Volver


















Mi amiga Ana Reig dice que soy un sentimental cuando con nostalgia hablo de mis años como profesor interino en el sur de Alicante. No es que aquí no esté bien, ya se sabe que como en casa en ningún sitio, pero los tres años que allí pasé han dejado una huella, a día de hoy, imborrable. Más que el entorno en sí, una zona amenazada gravemente de desertización, retengo en mi memoria, al variado grupo de gente que conocí y las anécdotas que allí viví.

Algunos nos seguimos viendo habitualmente, otros han quedado distanciados geográficamente. Pero hay ocasiones en que la amistad puede a los kilómetros y necesitas hacer una visita para ponerte al día y no perder el contacto. Por eso, este fin de semana lo he pasado en una , digamos insólita, urbanización alicantina, visitando a mis amigos Marly y Javi en su nueva y espectacular casa. Un fin de semana de risas, música, playas con dunas protegidas, copiosos manjares, absurdos vídeos y sobretodo, invisibles piscinas. Ser invitado en casa de Marly y Javi es como estar en un hotel de cinco estrellas o en un restaurante de cinco tenedores, y cinco más cinco suman 10, sobresaliente. Si mi michelín (en retroceso) diera para una guía, la posada de Marly y Javi tendría su estrella sin dudarlo. Gracias chicos, ya sabéis que el próximo es aquí en Valencia, os espero. Fuerte abrazo.

1 comentario:

  1. Sur de Alicante nooooo... Sur de la Comunidad valenciana, sur valenciano o sur, a secas.

    ResponderEliminar